¿Por qué ser barbero es un trabajo, un negocio y un futuro?
- Motiva PBA
- 30 dic 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 30 abr
Ezequiel Bruquetas se convirtió en barbero a los 16 años, cuando se anotó en el primero de todos los cursos que menciona con orgullo. Pasaron nueve desde que dio el primero de muchos pasos en un camino en el que fue empleado y dueño. Aprendiz y maestro. Aún está aprendiendo y también probando, cuenta. En Dock Sud, partido de Avellaneda, vive, estudia y trabaja. Hace pocas semanas inauguró su cuarta peluquería.Todas sus barberías estuvieron localizadas ahí, en su barrio. Los festejos fueron varios: también este año terminó en el Programa Fines, la secundaria. También ahí, en su barrio.
Huergo 1451, Dock Sud. Suena Homero, la canción de Viejas Locas en la Barbería Studio Pelo y Barba. Es un local luminoso, que se destaca en la agitada avenida dockense. Pocas semanas atrás la inauguró Ezequiel Bruquetas, su dueño. Es la cuarta barbería que él abre en los nueve años que lleva trabajando como barbero. “Afronte muchos desafíos” cuenta. Alquileres, precios, servicios. Capacitación. Ezequiel detalla cada uno de los aspectos que asume un emprendedor cuando quiere crecer hasta mostrar que, en verdad, se trata de un negocio. Paga religiosamente su monotributo y cuenta, con orgullo, que se aseguro de que toda su familia tenga obra social. Ezequiel nunca dejó de buscar ayuda, mirar experiencias y llevar todo eso a sus proyectos. Como otros trabajos emergentes, requiere formación continua pero no es común que sea gratuita. Invierte en cursos que luego transmite a sus equipos, todos integrados por jóvenes como él. Todos construyendo un futuro posible.
“La excelencia está en los pequeños detalles” dice el cartel que luce nuevo en la vereda de la Barbería, que está abierta de 9 a 20 y en la que trabajan cuatro personas. Ezequiel cuenta que, al mediodía, todos tienen una hora para comer y que, como cualquier otra peluquería, abre de martes a sábado. Desde que se hizo barbero busco información para hacer que su trabajo sea formal. Así consiguió este año el apoyo del Consejo de Economía Social de Avellaneda, que le brindó un microcrédito con el que pudo mejorar sus herramientas. “Fue fundamental” afirma.
—Esto empezó como un emprendimiento, pero hoy vivo de esto, es mi negocio. Mi futuro.
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